Los enemigos del Islam

Publié le par Vision Global

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El problema principal del Islam, hoy día, es que al haberse desarrollado en sociedades subdesarrolladas, no se ha visto obligado a seguir los cambios que ha experimentado la sociedad global, de modo que mientras las principales religiones monoteístas han "evolucionado", algunas hacia el ateísmo, el Islam se ha anclado en el pasado para autojustificarse. En base a este principio, todos los que no somos creyentes del Islam, hemos pasado a formar parte de sus enemigos. Somos, como se suele decir, infieles.

  

 

En gran medida, el miedo que suscita el Islam procede del desconocimiento y la ignorancia que provienen de un pasado violento con el cristianismo y con el judaísmo. En las circunstancias actuales, es casi un deber fomentar el diálogo interreligioso, ya que como vemos en numerosos conflictos, las religiones siguen teniendo un peso importante en las sociedades modernas.      

 

Los antiislamistas están proliferando por todas partes. Personajes como el político holandés Geert Wilders, un hombre que no esconde su xenofobia, obtuvo en las pasadas elecciones  el 16,97% de los votos con un mensaje sencillo y directo. Según el Partido por la Libertad (PVV), el Islam está invadiendo Europa. Los asesinatos de Pim Fortyum, un homosexual xenófobo y de Theo Van Gogh, no hacen más que alimentar esta idea. Conviene no olvidar que tanto Fortyum, como Van Gogh fueron asesinados por radicales islamistas. Para Wilders, "el Islam es una religión atrasada y una ideología fascista". 

 

El retrazo de esta religión se ve en temas tan controvertidos como la lapidación, que según los expertos, no aparece en el Corán de modo explícito, aunque algunos países la apliquen. Este castigo es uno de los más brutales que existen, aunque cortar la mano del que roba no se queda atrás. Se cree  que la lapidación es de origen judaico, y que 100 latigazos era el castigo aplicado tanto a hombres como a mujeres. Como todos los "libros sagrados", el Corán es un libro contradictorio, por lo que no hay que interpretarlo todo al pie de la letra, por eso es muy posible que el tema de la lapidación sea más disuasorio que real.

 

A raíz de los atentados del 11de septiembre del 2001, sumados a los de Madrid y Londres, se ha desatado una cruzada contra el Islam, como afirmó George Bush. Este triste hecho se ha aprovechado como excusa para plantar cara al Islam, ya que sus valores amenazan algunos de los pilares principales de la sociedad occidental como son la libertad de expresión o la libertad de culto. Este temor se conoce en el mundo periodístico con el nombre de Eurabia.

Para los Hermanos Musulmanes, por ejemplo, la democracia es incompatible con el Islam.

 

El Islam es una religión practicada por más de 1.200 millones de personas en todo el mundo. Un 20% de la humanidad que merece un respeto. Es una religión abrahámica monoteísta en la que se adora exclusivamente a Alá. Se cree que el Islam se inició en el año 622 con la predicación de Mahoma en la Meca, aunque diferentes expertos creen que las grandes religiones que nacieron en Oriente Medio son contemporáneas, y que sus diferencias se deben a las interpretaciones de las diferentes tribus que las iban adoptando. Numerosos estudiosos están convencidos de que la primera aparición escrita del Corán se produjo entre  650 y 656 d.C.

 

Para los islamistas moderados, Alá es el Dios cristiano, Jesucristo es como Mahoma, su mensajero, y el Corán es como la Biblia, su libro sagrado. El día del juicio final, el paraíso o la vida después de la muerte son comunes en las tres religiones, y Adán y Eva fueron los primeros humanos creados por Dios. Se conoce que la Torá, no es más que los cinco primeros libros de la Biblia, es decir, el Pentateuco.

 

Para el Islam Jesús es un enviado de Dios, conocido con el nombre de Issah. De manera que para los musulmanes islámicos, Jesús fue solo un profeta de los enviados por Alá, pero no su hijo. Según la tradición islámica, Moisés y Jesús predicaron el Islam, ya que todos los profetas eran musulmanes. De hecho Mahoma es interpretado en el mundo islámico como el restaurador de la fe original que estaba corrompida, por esto, tanto el cristianismo como el judaísmo se han alejado del verdadero camino y son considerados como herejes. Solo desde este punto de vista se puede interpretar el término "guerra santa” o yihad.

 

Para el Islam Mahoma no es solo el último profeta, sino que recibió la veneración del Corán directamente de Dios.  Para los islamistas; no confundir con musulmanes que es una cultura, "no hay más Dios que Alá". Un mal comienzo para un libro sagrado, ya que por descarte todas las otras religiones y dioses son falsas, lo que nos convierte a todos, incluidos los ateos en infieles. Este tipo de discurso es habitual en religiones monoteístas como el cristianismo y el judaísmo, solo que al haber "evolucionado" en sociedades más avanzadas se han convertido en más tolerantes.

La palabra Islam, de hecho, significa "aceptar, someterse o rendirse". Es habitual que todas las grandes religiones cometan el mismo error de base, creerse que son la única y verdadera, y este substrato excluyente las obligan a entrar en conflicto con las demás hasta el punto de justificar o provocar guerras. Desde el punto de vista laico, las religiones son expresiones culturales y todas son importantes. Los radicalismos son peligrosos en todas sus formas. De Hitler, por ejemplo, se conoce que pasó de tener amigos judíos a querer exterminarlos.   

 

La creación y protección del estado de Israel por Occidente, unido a las guerras de Iraq y de Afganistán, y el lento desarrollo de los países árabes provoca que estos utilicen un lenguaje victimista que no deja ver sus propios errores. No es cierto que el velo islámico sea un complemente tradicional de vestimenta. En la gran mayoría de los países desarrollados el velo es percibido como una imposición y no como una elección libre de las mujeres musulmanas.

Según la ley islámica, la mujer está subordinada al hombre de manera casi divina, algo que choca con la liberación de la mujer, el feminismo y los derechos humanos. De hecho el velo y el burka son una imposición religiosa como el machismo elaborado desde sociedades patriarcales. 

 

La frontera que existe entre la religión y la cultura es tan efímera que más que aclarar, confunde a la sociedad. En una sociedad global, se hecha de menos una materia en los colegios e institutos que explique las diferentes religiones del mundo de manera objetiva. De esta manera, las personas podrían elegir, o no, que religión seguir o no creer en ninguna. El Dios del Islam, desde el punto de vista ateo, aunque a muchos les cueste aceptarlo es el mismo que el de los cristianos y los judíos. Aunque se diga en el Corán que se respeta a judíos y cristianos, en la práctica se les quiere convertir forzosamente.

 

Pocas personas no musulmanas saben que la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén, fue el lugar, según la tradición, desde donde Mahoma ascendió a los cielos. Este lugar junto a La Meca y Medina son los tres lugares sagrados del Islam. Del mismo modo desconocemos las diferencias entre las tres principales ramas del Islam: sunníes (90%), chiíes y jariyíes. Casi todos sabemos que el cristianismo está formado por católicos, protestantes y ortodoxos, pero pocos sabemos en que se diferencian.

 

Las principales diferencias entre sunníes y chiíes derivan de la sucesión tras la muerte del profeta Mahoma en 632. Para los sunitas, los sucesores debían de ser los más capacitados en relación a la Sunna. Para los chiíes el legítimo sucesor es Alí y sus descendientes directos. Esta división ha dado paso a interpretaciones propias de los textos sagrados. Para los chiíes, mayoritarios en países como Irak o Irán, los imanes, los molás y los ayatolás son como médiums del Corán y la Sunna, de modo que han tenido mucho poder, como el Ayatolá Khomeyni. La rivalidad entre sunníes y chiíes es ancestral, ya que el hijo de Alí, Hussein fue asesinado por los sunitas.

Los chiíes al dar mucha importancia al esoterismo, caen en las interpretaciones subjetivas de los imanes, ulemas o mulás, ya que el Corán y los hadices, como la Biblia, son muy heterogéneos. En muchos casos, las diferentes corrientes del Islam se ven más como rivales que como hermanas.            

 

El problema que se plantea hoy día es que algunas de las principales doctrinas del Islam son difíciles de compaginar con la sociedad materialista y competitiva actual, entre ellos el "Zakat", es decir, compartir los recursos con los más necesitados. Algo parecido ocurre con el Ramadán. Según la "Sharia", el alcohol y el adulterio están prohibidos, al igual que las ropas demasiado justas o provocativas. Solo a través del matrimonio se permite la fornicación. La sociedad ha cambiado y compaginar la "Sunna" o tradición con la vida moderna sería como sumir a estos países en el atraso perpetuo.

 

Uno de los inconvenientes en el mundo islámico es que no se ha hecho una separación clara entre religión, economía y política, y este hecho dificulta el desarrollo de muchos países.

El Corán no es una Constitución, sino una especie de guía tradicional para explicar y organizar a la sociedad en aquellos tiempos, pero la sociedad ha cambiado. La colonización y la redistribución territorial después de la I Guerra Mundial tensaron las relaciones entre musulmanes y occidentales y son utilizadas como excusa por el fundamentalismo islámico. Hace poco Osama Bin Laden, líder de Al Qaeda, amenazaba al gobierno francés si no se retiraba de Afganistán y continuaba con su idea de prohibir el velo integral islámico en los espacios públicos. Este tipo de chantajes no es admisible en sociedades democráticas. 

 

Vale la pena no fusionar el Islam con el fundamentalismo islámico, ya que el yihadísmo, el talibán o el salafismo son extremismos religiosos solo comparables al nazismo. Los tristes atentados del 11 de septiembre fueron obra de estos fanáticos que se autoproclaman defensores del Islam y portavoces de la Comunidad Mundial de Creyentes (UMMA). 

 

Áustria, paradójicamente el país en donde nació Hitler, fue el primero de Europa en reconocer al Islam como una de sus religiones oficiales. En Francia, el país europeo con más musulmanes, más de 6 millones, la asimilación de este 10% de su población no ha funcionado.

 

Las sociedades occidentales son hostiles al Islam porque al no haber evolucionado al mismo ritmo que el laicicismo o el cristianismo, representa un peligro para los logros sociales conseguidos en muchos países.

Solo hace falta pensar en la liberación de la mujer o en la aceptación de la homosexualidad como una realidad social. Los casos de Salman Rushdie por sus "Versos satánicos", el asesinato de Theo van Gogh o la polémica desatada tras la publicación de las caricaturas de Mahoma son serios avisos para la democracia global  y su cada vez mayor laicicidad.

 

Alcides Pimentel Paulino    

Publié dans Actualité

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