El Tea Party - Un lobo con piel de cordero -

Publié le par Vision Global

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Aunque solo un 20% de los estadounidenses comparten los ideales del Tea Party, según los sondeos, lo cierto es que su efecto puede convencer a muchos otros que hasta ahora se mantenían al margen si la situación socioeconómica cambia. El Tea Party se quiere convertir en la punta de lanza de un Partido Republicano que se está reorganizando, pero que aún no tiene a un candidato con garantias para las próximas elecciones. El "Grand Old Party" se encuentra en una encrucijada. Si radicaliza su discurso puede perder a los votantes más moderados, pero si aisla al Tea Party podría perder votos conservadores.

 

El triunfo de Christine O'Donnell en las primarias republicanas del estado de Delaware demuestra que el movimiento Tea Party no es tan reducido como se pensaba. En un país de constrastes como es Estados Unidos, no debería de sorprendernos que surjan movimientos de esta índole, sobre todo, porque la victoria de Barack Obama en el 2009 ha despertado sentimientos que no habían muerto, sino que estaban hibernando. ¿Habría surgido este movimiento de ser Hillary Clinton la presidenta? A los miembros del Tea Party se les ve que no acaban de digerir que un "afroamericano" sea su presidente.

 

Conviene no olvidar que este movimiento está formado en su inmensa mayoría por hombres y mujeres blancos, mejor dicho, por personas de clase media que no quieren aceptar que la sociedad norteamericana cambia, y que hay que adaptarse a ellos. Este movimiento, por cierto, toma su nombre de la rebelión del "Tea de Boston" en 1773, cuando se tomó la decisión de boicotear la importación de té británico como protesta contra los impuestos que se imponían desde la metrópoli.

 

En la actualidad, el malo de la película no es el Imperio británico, sino un presidente "negro" que habla de redistribuir mejor las riquesas entre los estadounidenses. A Barack Obama le ha salido una mosca cojonera, que dada la animadversión que sienten contra él, le harán la vida imposible a la hora de sacar adelante las necesaria reformas financiera y sanitaria. Para estos nostálgicos, el problema no es su política, sino lo que él representa para la América profunda.

 

Este joven movimiento nacido en el verano del 2009, tiene como principal objetivo desgastar y desacreditar la figura del presidente para impedir que sea reelegido. Si bien es cierto que la politica de Barack Obama supone una mayor intervención estatal en la economía, no es menos cierto que los anteriores rescates bancarios fueron llevados a cabo por George W. Bush y pocos se opusieron a ellos. Si a todo esto le añadimos que los miembros del Tea Party consideraban a McCain demasiado centrista, y por tanto no les representaba, solo cabe pensar que se trata de ciudadanos disconformes con su partido, con la sociedad y con la politica de su país.      

 

El Tea Party es un movimiento romántico que defiende los ideales de la América Profunda (WASP), en la que un mulato, con una buena formación, no encaja como presidente. Es por este motivo que 1 de cada 4 norteamericanos quieren verlo como musulmán, para de esta manera no aceptarlo como un americano auténtico. Este hecho demuestra que aunque muchos de sus miembros intenten esconder sus verdaderos motivos, el fantasma del racismo parece inspirar a muchos de los manifestantes.

En esencia, el Tea Party está formado por hombres blancos mayores de 45 años con problemas economicos o reacios a que cambie el "establisment" social. Sus acciones, aunque puedan parecer caóticas, están organizadas principalmente por FreedomWorks, el ex jefe de la mayoría republicana en el Congreso, Dick Armey y por padrinos millonarios como los hermanos Koch.

 

No es la primera vez que en la historia de los Estados Unidos que aparecen movimientos de este estilo reclamando que se recuperen los valores de la Constitución o los ideales de los padres fundadores. Ideológicamente, el Tea Party es un "melting pot" muy heterogéneo, ya que aglutina a personas tan dispares como los que se oponen al aborto, los que defienden el derecho a ir armados, los antimasturbación, los antiinmigración y hasta aislacionistas.

Aparentemente, el Tea Party no tiene un líder claro, aunque se podría decir que su figura más destacada es Sara Palin, ex gobernadora de Alaska, secundada por el presentador conservador de la Fox News, Glenn Beck, Tom Tancredo y Rush Limbaugh.

 

El éxito de la ultraderecha en las pasadas elecciones suecas, unido a los casos ocurridos en Francia, Italia, Áustria, Holanda o  Dinamarca hacen pensar que existe una correlación directa entre inmigración, xenofobia y miedo a perder las bases sobre la que se sustenta la sociedad del bienestar. Este fenómeno está ocurriendo en todo Occidente. Mientras el miedo al diferente se extiende, los diferentes gobiernos son incapases de hacer entender a sus conciudadanos que la inmigración es más una necesidad que un problema si se quiere continuar con la sociedad del bienestar.

En Suecia, uno de los símbolos de la libertad y la buena distribución de los recursos, el panorama favorable al asilo político comienza a cambiar. En ese país, el 14% de los habitantes ha nacido en el extranjero, algo que les ha obligado ha replantearse su política migratoria.

 

La inmigración es un tema delicado al que ni la izquierda, ni la derecha encuentran una salida convincente. Es muy difícil controlar los sentimienrtos, sobre todo, cuando millones de personas han sido educadas desde la visión etnocéntrica del mundo. Este hecho ha provocado que ideológicamente se produzca en el imaginario colectivo una separación entre los Occidentales y los "Otros", que por supesto tienden a ser considerados como inferiores.

Lo que ha hecho Sarkozy contradice la libre circulación de personas dentro de la Unión Europea, pero se trata de una medida que muchos piensan, pero que pocos se atreven a decir en voz alta.

 

La crisis económica y la pérdida de confianza en los partidos tradicionales unido al miedo a perder la identidad ha provocado que muchos ciudadanos se refugien en partidos de extrema derecha que con un mensaje demágogico y xenófobo seducen a muchas personas. En Europa, el auge de la extrema derecha es notorio en países como Áustria (28,2%), Noruega (22,9%), Hungría (16,7%), Holanda (15,5%), Dinamarca (13,9%), Bulgaria (9,4%), Italia (8,3%) o Bélgica (8,2%). Aunque en países como Alemania, Francia, Reino Unido o España su número es reducido, su influencia está siendo muy importante porque son los que marcan el debate en temas tan controvertidos como la inmigración, la religión o la globalización.         

 

Para el Partido Republicano, la irrupción del Tea Party puede representar un incoveniente  más que una solución de cara a las legislativas de noviembre, ya que puede auyentar a los votantes de centro que consideran a este movimiento demasiado radical para la sociedad actual. De hecho, Christine O'Donnell le ganó las primarias republicanas al ex gobernador y congresista Mike Castle.

Por lo visto a muchos fanáticos no le ha importado que O'Donnell tenga poca formación y experiencia o que su horadez económica esté en entredicho. Algo parecido ha ocurrido en Nueva York donde, Carl Paladino, un millonario con conatos racistas se ha impuesto al candidato oficial del partido republicano.

 

La coyuntura que ha dado paso al Tea Party representa una rebelión dentro de los propios partidos, cuando la dinámica general era que los partidos mayoritarios, tanto de derechas como de izquierdas, tiendan al centro. Ojalá me equivoque, pero la aparición del Tea Party va camino de dinamitar la política norteamericana con la creación de un partido ultraconservador al estilo de la extrema derecha europea. "América para los americanos" dirían algunos.

 

Si el Tea Party consigue unos buenos resultados en noviembre, los demócratas tendrán serios problemas, ya que temas como el tratado de desarme con Rusia y muchos acuerdos comerciales tienen que ser ratificados en el "Parlamento". Este hecho significaría una parálisis en las reformas de Barack Obama y un terremoto en la estabilidad internacional.

 

Alcides Pimentel Paulino

(Publicado en El Nuevo Diario Dominicano - Octubre 2010)                   

 

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