Wikileaks - Entre la libertad de expresión y los secretos de Estado

Publié le par Vision Global

imagesCA7MAKVN.jpgNo seamos ingenuos, en el mundo, como en los dibujos animados, siempre existirán villanos dispuestos a destruir nuestro podrido mundo por el bien de la humanidad. Por la ambivalencia de la información, no está nada claro que el ciudadano de a pie tenga derecho a conocer toda la verdad de lo que sucede.  

 

  

  

En los Estados Unidos se buscan fórmulas para procesar a los miembros de Wikileaks, principalmente a su fundador Julian Assange. Desde el Partido Republicano se pide declarar a Assange como un terrorista comparable a Osama bin Laden, y al soldado Manning como un traidor a la patria.

 

Se dice que lo filtrado hasta ahora es solo una pequeña parte de los 250.000 cables que posee la organización. Lejos de las noticias y comentarios más propios de la "prensa rosa" o sensacionalista, lo que más ha molestado a la Casa Blanca son los informes militares que hacen referencia a la gestión que ha hecho Estados Unidos en las guerras de Iraq y Afganistán. Gran parte de la información filtrada era previsible o carece de excesiva importancia. Que Cuba acogía a etarras y a miembros de las FARC, era algo previsible.  

 

El problema con el que se encuentra la justicia norteamericana para procesar a Assange es que el asunto entra en contradicción con dos leyes, la de espionaje y la primera enmienda de la Constitución americana que hace referencia a la libertad de expresión. Sobre esta contradicción ya existe un precedente en EE.UU. En 1971, el Tribunal Supremo permitió que The New York Times publicara unos papeles del Pentágono sobre la guerra de Vietnam que atentaban contra la libertad nacional.

 

¿Que intenciones tiene Assange o Wikileaks con la publicación de esta peligrosa información límbica?

La información límbica es aquella que se encuentra a medio camino entre el bien y el mal. Cuando The Washington Times informó que la Agencia de Seguridad Nacional podía rastrear por satélite el teléfono de Osama bin Laden, este dejó de utilizarlo haciendo más difícil su búsqueda. Del mismo modo Al Qaeda ha podido conocer, a través de Wikileaks, a quienes colaboran con Estados Unidos. 

 

Nada más conocerse que Bradley Manning fue el soldado que filtró los documentos a Assange, éste fue detenido e interrogado. El soldado Manning lleva casi siete meses detenido, a la espera de un posible juicio militar por haber filtrado miles de documentos de las fuerzas armadas de Estados Unidos y del Departamento de Estado.

 

Si Assange no es periodista, como dice, Estados Unidos podría pedir su extradición para procesarlo por conspiración y espionaje. En esta vida todos tenemos unos objetivos y unos intereses.

Suponiendo que Assange no busque solo protagonismo personal, entonces el objetivo es dañar la imagen de EE.UU. y ridiculizar a sus servicios de inteligencia. Aunque algunos abogados dejen claro que existen vacíos legales en este asunto, conviene no olvidar que algunas informaciones pueden poner en peligro muchas vidas humanas.

 

Personajes como Hillary Clinton, Berlusconi, Sarkozy, Zapatero, Rajoy o Cristina Fernández, son políticos en activo, y este tipo de filtraciones no dejan indiferente a nadie. Es evidente que Obama no tiene a Sarkozy entre sus amigos preferidos en Facebook. Que Putin se comporta como un nuevo Zar, que Hillary Clinton ordene espiar a la ONU  o que el presidente de Yemen engaña a los suyos sobre Al Qaeda no deja de ser información de relleno, como el asunto de los OVNIS.

 

Assange se ha convertido en el enemigo público número uno para muchos líderes mundiales, de modo que si fuese asesinado sería difícil descubrir a su asesino. Para que Interpol emita una "notificación roja", el nivel más alto en una orden internacional de busca y captura, es evidente que existe información muy valiosa. Con enemigos tan peligrosos como Putin o Hillary Clinton cualquier cosa puede suceder.

 

Tener detrás a la CIA  (Central Intelligence Agency), a la NSA (National Segurity Agency) o al FBI no es lo mejor para vivir tranquilo. El fenómeno Wikileaks ha provocado una reacción en cadena al dejar claro a la opinión pública y a los hackers que filtrar información a través de Internet puede tener graves consecuencias, al igual que atacar los sistemas informáticos con virus, sitios espejos y gusanos informáticos. 

 

Al Vaticano, por ejemplo, le han parecido las filtraciones de "extrema gravedad" y recuerda que no son las opiniones de la Santa Sede, sino las opiniones de quien las filtro. Llamar ancianos a los miembros del Vaticano no es ninguna mentira. No es nada extraño que el Papa Benedicto XVI se opusiera a la entrada de Turquía en la UE, por lo que representa para el sustrato cristiano de Europa. Que el Vaticano negara el permiso en el 2009 a funcionarios que querían dar su testimonio ante la Comisión irlandesa que investigaba los abusos a menores van en la misma línea.               

 

Los cables publicados permiten ver como es en realidad la política en el fondo, no en la forma, ya que según este asunto tenemos una imagen más clara de como ve el Departamento de Estado al resto del mundo. Del mismo modo se ha hecho evidente como se violan los derechos humanos en las guerras de Afganistán o Iraq.

 

Ante los problemas que podían causar las informaciones no publicadas hasta ahora, el "Establishment" ha buscado fórmulas para hacerle callar. Hasta ahora lo que hemos conocido es solo información confidencial, no "Top Secret".

En mi modesta opinión, estamos asistiendo a una representación teatral, en la que tanto Assange como Estados Unidos conocen el final porque todo estaba pactado con antelación. Que mantuvo relaciones sexuales no consentidas con dos suecas es solo una estrategia para desviar la atención y hacer creer a la opinión pública que no se trata de asuntos geopolíticos, cuando todos sabemos que es así.

 

En este "affaire" hay muchas cosas que no encajan. El argumento de esta obra es engañar a la opinión pública y desviar la atención. La Superpotencia ha puesto a Asange (39 años) contra las cuerdas forzándole a elegir entre su vida y la cárcel. Desde este punto de vista no es extraño que Assange se haya entregado voluntariamente a las autoridades británicas, después de rechazar las acusaciones, ya que sabía que sería puesto en libertad condicional como habían pactado previamente. No creo que lo haya hecho por motivos de conciencia.

 

Requisitos como entregar su pasaporte australiano, fichar cada día en una comisaría o llevar una pulsera electrónica para localizarlo son trámites para quedar bien con la prensa y hacer creer que se respetan sus derechos. No les resulta extraño que Assange no haya tenido ningún problema en conseguir los 280.000 euros necesarios para su libertad. Los abogados consultados por Assange le habían aconsejado que aunque los procesos de extradición sean lentos y complejos, Estados Unidos podía conseguirla por su influencia mundial. Este fue el motivo por el que Ecuador, el único país que se ofreció a acogerle, retiró su oferta poco después sin explicar los motivos al igual que Amazon al retirar su espacio a Wikileaks, lo mismo que VISA, PayPal o Master Card.

 

Resulta paradójico que la persona que reclama más transparencia a los gobiernos internacionales nos esconda la verdad sobre su caso. Los mecías hace ya mucho tiempo que desaparecieron. Hoy en día existe un verdadero problema con la sobreinformación, gracias en parte a Internet. Existe tal cantidad de información que el problema para muchos profesionales es discernir la información real del ruido. Información sobre la cordura de la presidenta argentina, Cristina Fernández, agentes secretos cubanos en Caracas o las cuentas secretas de Erdogan en Suiza tienen toda la apariencia de sobreinformación.  

 

La lección que hemos aprendido de este asunto es que el poder, a partir de ahora, buscará nuevas fórmulas para guardar sus secretos. Sabían que casi un millón de personas trabajan en Estados Unidos y en otros lugares del mundo para proteger los secretos de Estado de la Superpotencia.

 

En China, por ejemplo, el gobierno, tiene restringido el acceso a Internet, reforzado tras la concesión del premio Nobel de la Paz a Liu Xiaobo, por haber distribuido en Internet una propuesta para reformar la Constitución y hacerla más democrática. 

 

El mundo no será más transparente por unas cuantas filtraciones, sino aún más opaco que antes, ya que la información, tras los grandes avances informáticos es más poder que nunca. Como en la vida real, en Internet deben existir límites, un sistema que permita mantener en el anonimato la información que consideramos privada.

 

Alcides Pimentel Paulino              

Publicado en El Nuevo Diario Dominicano (02/01/2011)

Publié dans Actualité

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