El racismo en la republica dominicana

Publié le par Vision Global

El racismo en la República Dominicana II
Raíces, causas y consecuencias
El objetivo de este trabajo no está basado en el rencor, ni pretende enfrentar a la gente, sino superar uno de los aspectos más vergonsozos de nuestra historia; el racismo entre nosostros mismos.   

 

La identidad dominicana se ha construido en base a lo hispano/europeo/blanco y en contra de lo haitiano/negro/africano, cuando la mayoría de la población es mulata y negra. La Madre Patria, en el caso dominicano es un hecho más cultural que genético.

 

Al construir nuestra identidad desde la etnia y no desde la cultura mixta (hispana, africana, indígena) se produce un desajuste entre la sociedad y la identidad nacional proyectada, un hecho que fomenta el racismo de manera indirecta al fusionar dominicanidad con hispanidad. El resultado es que en nuestra mentalidad asociamos la dominicanidad con las pieles claras, cuando los dominicanos podemos ser de cualquier color, fruto de los mestizajes internos y de los flujos migratorios que ha recibido el país desde la colonización.

 

Esa confusión entre etnia y cultural provoca que muchos dominicanos no puedan hablar sobre el tema del racismo con objetividad, porque al mismo tiempo ponen en tela de juicio su patriotismo y su identidad, de modo que resulta más fácil odiar al país vecino y a su gente que criticar un problema que afecta a la mayoría de los dominicanos que intentan ser más patriotas alejándose de todo lo que representa Haití en el imaginario colectivo: negritud, pobreza, atrazo, incultura, vodú, brujería, etc.

 

Según estudios recientes sobre conducta humana, los seres humanos actuamos en base a dos principios básicos: sobrevivir y adaptarnos al grupo al que pertenecemos. Este hecho explicaría porque muchas dominicanas cuando viajan al extranjero, añadiendo el aspecto económico, prefieren como compañeros a los hombres de origen europeo. En su subconsciente está la idea de mejorar la "raza", pero también que su descendencia tenga más posibilidades de progreso, por lo que la diferencia de edad en la pareja pierde importancia.

 

Es un hecho muy conocido por antropólogos y sociólogos que cuando una persona tiene que definir su identidad, en general, elige la identidad asociada a la comunidad de más prestigio social. Este fenómeno explica por que muchos mulatos se consideran blancos, y muchos negros, mulatos.    

 

A pesar de la evidente influencia africana en nuestra cultura, como se puede ver a través del merengue y de una gran parte de nuestro folklore, se traba de un tema tabú que pocos estudiosos han intentado comprender, porque al mismo tiempo quien lo hace pone en riesgo su dominicanidad o su imparcialidad sobre el tema.

 

La República Dominicana y Haití son dos países diferentes, cultural, económica y lingüísticamente, desde el inicio de la colonización, por eso argumentar que las potencias occidentales quieren unificar los dos países es una falacia que poco tiene que ver con la realidad.

 

Se podría decir que la existencia de dos países en una misma isla comenzó con el Tratado de Ryswick de 1697 entre España y Francia. La diferencia entre los dos países obedece a dos modelos de colonización diferentes: el francobritánico y el hispano-portugués. El modelo francobritánico estaba basado en la familia (hombres, mujeres y niños) mientras que el hispano-portugués se componía de hombres (comerciantes y aventureros) que se casaron o tuvieron descendencia con mujeres nativas y afroamericanas, dando lugar a sociedades muy heterogéneas físicamente.

 

Pocos dominicanos saben que nuestra promiscuidad está relacionada con el "harem" musulmán a través de los conquistadores. La escasés de mujeres españolas permitió la aparición de la doble moral sexual que se observa desde la colonización hasta hoy. Los hombres con reputación o prestigio utilizaban a las índias o a las afroamericanas para tener sexo, pero elegían a las criollas como parejas sociales reconocidas. Hoy, este fenómeno se puede observar en los deportistas de élite o en las estrellas de la música. 

 

A la superación de este problema identitario no ayudan las telenovelas, que representan una sociedad colonial estática y desfazada, haciendo evidente la aparición de dos identidades: la identidad real y la identidad añorada. Este es el motivo de que los dominicanos no se vean como son, sino como a la élite criolla les gustaría que fuera la sociedad dominicana, lo que provoca rechazo y complejo hacia nosotros mismos. Esta visión romántica de una sudamérica europeizada no ayuda para nada a la creación de una identidad multiétnica de estas sociedades. En la RD, este problema generó un movimiento llamado "Pesimismo dominicano", cuyo máximo representante fue José Ramón López y su obra publicada en 1898, "La alimentación y la raza". En esencia lo que decía esta ideología es que el dominicano, desde el punto de vista europeo, es un ser degradado, lo que imposibilita su progreso y su civilización.  

 

Las telenovelas son nocivas para crear una identidad nacional basada en la justicia en países muy heterogéneos étnicamente, cuando los medios de comunicación y la enseñaza son dos áreas fundamentales para la sensibilización y el fomento de la tolerancia y el respeto a la diferencia. En México, el problema identitario asociado a los medios de comunicación es aún más grave. En ese país, el 60% de la población es mestiza, el 30% indígena y solo el 9% de origen europeo, sin embargo las cadenas televisivas están saturadas de presentadores de origen europeo. Es por este motivo que a "TV Azteca" se la conoce también como "TVBlanca". 

 

En Indonesia, en donde existen más de 1000 grupos etnolingüísticos diferentes, un sistema educativo uniforme ha contribuido a crear una identidad nacional, a pesar de los contrastes étnicos. En Japón, los burakumin y los coreanos, están mal vistos, sin embargo se hace difícil distinguir a un japonés matoritario de un burakumin, porque su discriminación está basada, principalmente, en la economía y en un escalonado sistema histórico de estratificación del periodo Tokungawa. En la India ocurría algo muy similar con el sistema de castas, hasta la colonización europea. En Brasil, personas que emigraron de Alemania, Italia, Japón, Oriente Medio y de Europa oriental se asimilaron a la cultura brasileña común, sin embargo los prejuicios hacia la población de piel oscura persisten porque el sistema identitario basado en las pieles claras les perjudica, pero beneficia a los nuevos inmigrantes que se colocan delante en una teórica estratificación social.

 

El apaleamiento del afroamericano Rodney King en 1992, volvió a demostrar este hecho, ya que coreanos e hispanos, a pesar de ser los últimos en llegar, piensan que tienen una posición superior a los afroamericanos. El etnocentrismo está demasiado arraigado aún en nuestras sociedades subdesarrolladas como para que se pueda debatir el tema desde el razonamiento y el realismo, y no desde la ignorancia y los complejos. Según estudios rescientes, Jesucristo no tenía una apariencia tan europea como nos cuenta el catolicismo actual.

 

En la historia dominicana, los escasos líderes mulatos o negros que han existido son recordados de manera negativa en la mayoría de los casos; como dictadores (Trujillo y Heureaux)  o en circunstancias particulares (Luperón y Fernández), lo que repercute negativamente sobre su imagen y sobre su grupo étnico. De Ulises Heureax, también conocido como "el negro Lilís" se recuerda que fue un dictador que llevó al país a la bancarrota. Junto a Trujillo, todos comparten el extraño mérito de pertenecer a una minoría en la élite política y económica dominicana.

 

En las sociedades poscoloniales, el status social se ha establecido en base a la etnia, pero también al dinero. Por esta regla de tres, una persona de piel oscura rica, tenderá a verse menos oscura de lo que es, haciendo tan real aquello de que "el dinero blanquea". En Brasil, desde el siglo XVI, se importó mano de obra esclava para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar, café y en las minas. Por razones históricas, los brasileños de piel oscura, suelen ser más pobres que los de piel clara, principalmente porque cuando la princesa Isabel de Brasil abolió la esclavitud en 1889, los antiguos esclavos no recibiron tierras ni otro tipo de compensación en una sociedad con escasa movilidad social, de modo que no tenían acceso a la tierra o a la riqueza comercial. Algunos de los descendientes de personas de distinta etnia lograron convertirse en capataces y vigilantes de plantación, ocupando de esta manera posiciones intermedias de la economía. A pesar de todo ello, nadie puede negar que la cultura brasileña tiene raíces portuguesas, africanas y nativas.

 

La correlación entre pieles oscuras y pobreza es muy difícil de modificar en el imaginario colectivo, puesto que en esta etapa de la historia de la humanidad, la realidad parece confirmar la teoría. En general, a nivel mundial, los países con personas de piel oscura suelen ser también los más pobres. Siguiendo este razonamiento, muchos han pensado que las personas de pieles oscuras son, por tanto, inferiores por naturaleza, de modo que la estratificación socioeconómica es inevitable, trasladando el tema de los factores históricos a los biológicos. Ésta fue la manera en que los nazis llegaron a la conclusión de la superioridad de la "raza aria". Esta corriente de pensamiento desembocó en lo que se conoce como el jensenismo, en honor a Arthur Jensen. Esta teoría afirma que las personas de piel clara son más inteligentes que las de piel oscura. 

 

Los psicólogos saben que no existe un método fiable para medir la inteligencia, ya que la mayoría de ellos lo que realmente miden es la educación, no el potencial para aprender. Ningún "test de inteligencia" está libre de prejuicios de clase, étnicos y culturales. Durante la Primera Guerra Mundial se realizaban pruebas de inteligencia a los reclutas del Ejército norteamericano. A muchos científicos les sorprendió el hecho de que los negros de algunos estado del norte obtuviesen resultados superiores que los blancos de algunos estados del sur. La explicación era que los negros del norte tenían una educación pública mejor que los blancos del sur.

 

Uno de los principales problemas a la hora de erradicar el racismo es que vivimos e interpretamos el mundo en un momento concreto y subjetivo. En una encuesta (1986-1993) realizada en España, entre profesores y alumnos, sobre desarrollo y raza, el resultado fue que el 33% de los profesores y el 46% de los alumnos creían que la "raza blanca occidental" ha sido en la historia humana la más desarrollada, culta y superior a las demás. En España y en Italia existen grupos de estética neonazi cuando su fisonomía no es específicamente aria. El asesinato de la dominicana Lucrecia Pérez, el 13 de noviembre de 1992, nos tendría que hacer reflexionar sobre el racismo en nuestro país y su relación con el desarrollo.

 

En España se ha demostrado, que a pesar de que los libros de texto utilizados en la educación pública condenan la discriminación racial, al mismo tiempo se comete el error de situar el tema en Estados Unidos, Sudáfrica o en Alemania, lo que provoca que mucha gente no se considere racista, ya que los racistas son otros. Se suele escuchar con frecuencia aquello de "En España no somos racistas" cuando poca gente sabe diferenciar que es y no es racismo. Si hechamos la vista atrás, nos daremos cuenta de que la asociación entre centros de poder y color de piel no siempre ha sido así, como bien saben los estudiosos de la llamada Escuela de 1492. Cuando las civilizaciones más avanzadas se encontraban en Oriente Medio, los europeos eran considerados bárbaros. Lo mismo ocurrió cuando el imperio egipcio, los aztecas, los mayas o la China imperial.  

 

En Estados Unidos, la hipofiliación es muy arbitraria, ya que se basa en los antepasados y en la apariencia. Un niño hijo de padres, blancos y negros es mulato, sin embargo aunque el genotipo del niño sea tan blanco (50%) como negro (50%), se suele clasificar al niño como negro, porque es lo más evidente y porque se percive al niño como perteneciente al grupo de menor prestigio social. Este es el motivo por el que la gran mayoría de los dominicanos, aunque muchos se ofendan, serían hispanos negros en Estados Unidos. Hay que admitir que se trata de una clasificación muy simplista, en donde no encajan los polinesios, los nativos americanos, los índios de la India, los aborígenes australianos o los bosquimanos.

 

¿A nadie se le ha ocurrido pensar que la elevada corrupción que existe en nuestro país está relacionada con nuestro problema identitario? Los mulatos y los negros tienden a pensar que el dinero es lo único que puede cambiar su status social por lo que se centran más en enriquecerse cuando tienen un cargo político, que en ayudar al pueblo a salir de la pobreza, mientras que los criollos hacen lo mismo (enriquecerse) porque no se sienten identificados con la mayoría de la población. Se trata en el fondo, del eterno dilema tan presente en el Darwinismo social, entre el "gen egoísta" y el "gen comunitario". Si bien el gen egoísta es el que caracteriza a nuestra sociedad actual, el gen comnunitario se fragmenta fruto de la educación y de una cultura excluyente, que estratifica nuestro pensamiento el base a la familia, la etnia, el país o la nación. El proceso cognitivo humano nos hace trampas, al interpretar la realidad en base a posiciones binarias como amor/odio o bueno/malo, valoraciones puramente sociales o culturales. Cada cultura nos enseña a respetar y a rechazar, y en que grado debemos hacerlo a través de una red semioculta formada por los prejuicios y los estereotipos ¿Recuerdan del aspecto de Gregorio Luperón? 

 

Según algunas encuestas, hasta hace muy poco, cerca del 80% de los dominicanos admitía tener prejuicios a la hora de votar a un candidato mulato o negro. No se trata de ninguna contradicción, ya que según los psicólogos las estructuras mentales son muy difíciles de cambiar, por eso el 86% de los entrevistados creía que sí había racismo en la República Dominicana, cuando la mayoría de la gente es mutala. Este problema identitario volvió a surgir cuando José Francisco Peña Gómez intentó aspirar a la presidencia del país. Mucha gente se oponía a este líder por su supuesto origen haitiano, cuando se le rechazaba realmente por ser negro. El nombre de la coalición que le impidió ganar las elecciones, "Frente Patriótico", que aglutinaba al PLD y al PRSC demostraba la inmaduréz de la democracia dominicana como recogieron numerosos medios internacionales.      

 

Muchos de los acontecimientos importantes de nuestra historia resultan contradictorios cuando se compara las versión española y francesa con la dominicana. Preferimos admitir como verdades absolutas las invasiones haitianas sin cuestionarnos las razones históricas de tales hechos, ni el contexto de la época. Resulta sorprendente la facilidad con que los haitianos entran en 1822 en la parte Este de la isla e invaden la parte oriental.

 

El tema de la "invasión haitiana" es tratado con una frialdad que asusta. Los haitianos entraron tan fácil porque las ideas de Boyer, que era mulato como la mayoría de los dominicanos de aquel entonces, representaba para ellos una mejora de sus condiciones de vida, sobre todo, por la abolición de la esclavitud y la Reforma Agraria que había tenido éxito en Haití, pero además, nuestro país era más pobre y estaba menos poblado que el país vecino. Estos son los principales motivos por los que no hubo en aquel entonces (1822) una resistencia importante contra los haitianos como sí ocurrió en 1801 y 1805. Pocos dominicanos sabemos que la batalla de Palo Hincado en 1808, fue un hecho histórico llevado a cabo por criollos dominicanos para defender sus intereses económicos, sus privilegios y restaurar el dominio español. Como podemos entender, se trataba de una "invasión/anexión" apoyada por la población más desfavorecida, que casualmente era la mayoría. Para confirmar este hecho solo hace falta consultar el Manifiesto del 16 de enero de 1844 (Acta de la Independencia Nacional).

 

A pesar de que el Código Rural buscaba un equilibrio entre mulatos, negros y terratenientes, la reforma desenvocó en la Conspiración de los Alcarrizos en 1824 que tenía como objetivo expulsar a los haitianos y retornar el país a España. Lógicamente, fracasó porque no contaba con el respaldo de las clases populares. Los terratenientes no querían redistribuir las tierras, la burguesía no guería pagar impuestos, mientras que los criollos en general no querían perder sus privilegios heredados de la colonización, lo que generó una crisis estructural. Para muchos criollos, los 22 años de dominación haitiana recibe el nombre "Los años de la vergüenza", porque para ellos era una vergüenza estar dirigidos por mulatos y antiguos esclavos.     

 

Es un error bastante frecuente decir, que en 1801, los haitinos invaden la RD porque el país aún no tenía este nombre. Es común encontrar fuentes que dicen que los haitianos invaden, pero se expulsa  los a franceses. Hay que recordar que Jean-Jacques Dessalines no proclama la independencia de Haití hasta 1804, por lo que no es cierto afirmar que un país invade a otro. De modo similar se suele hablar de la "independencia efímera" en 1809, cuando lo que se produce es la adhesión a España. Como afirma el historiador Fank Moya Pons, se trató de un autogolpe perpetrado por algunos criollos para mantener el poder sin cambios en el orden social. Es el 27 de febrero de 1844 cuando podemos hablar de la República Dominicana como tal. Lo paradójico del caso es que quienes derrotaron a Boyer no fuimos los "dominicanos" sino las conspiraciones internas en Haití que le obligaron a exiliarse en 1843, un hecho que se conoce como La Reforma. 

 

Desde la RD se cree que algunos líderes haitianos afirman que la isla es "una e indivisible", cuando es la Constitución haitina la que dice esto. Lo más posible es que esta frase solo haga referencia a la parte occidental, porque en el siglo XIX, Haití se estaba unificando, ya que estaba dividida en tres regiones que Boyer unificó. Ya en aquel entonces, las dos partes de la isla eran conscientes de sus diferencias étnicas y culturales.

 

En el intento de crear nuestra identidad, muchos historiadores pasan por alto episodios de nuestra realidad como país, sin los cuales es imposible tener una visión objetiva del problema identitario. Desde el principio del siglo XIX, se desarrollan dos movimientos paralelos en la sociedad dominicana, que la mayoría de la población percibimos como uno, de modo que interpretamos que todos los dominicanos de la época perseguían los mismos objetivos, cuando la realidad era otra. Uno era el "movimiento independentista" y el otro era la "lucha de clases". Mientras que el primero ha sido muy estudiado, del segundo poco se conoce, lo que nos induce a un error histórico. Si bien la parte Este de la isla estaba poblada por mulatos, blancos y negros, no todos gozaban de los mismos derechos, ni posesían los mismos recursos económicos. Durante la independencia, una parte de los criollos buscaban la independencia política de España para mantener sus privilegios, otros buscaban mantenerse bajo la protección de la "Madre Patria", los mulatos buscaban la igualdad con los blancos y los negros su libertad e igualdad con los mulatos. Este es el motivo por el que el resultado de la Primera República en 1821 fue un fracaso, y derivó en la "invasión" de Boyer en 1822.

 

Los propietarios criollos, en su mayoría, no apoyaban a Núñez de Cáceres porque eran pro-españoles, la nueva Constitución no abolia la esclavitud, pero tampoco reconocía la igualdad entre mulatos y blancos, cuando los mulatos eran la mayoría de la población. La famosa invasión de 1822, no fue tan cruel y despiadada como narran algunos libros, sino una buena historia para fomentar el odio hacia los haitianos. Dicha "invasión" se realizó con la colaboración de una parte de la elite dominicana para expulsar a los franceses y la ayuda de los haitianos para salvaguardar su reciente libertad. Este es el motivo por el que José Núñez de Cáceres entrega las llaves de la ciudad a Jean Pierre Boyer. Es evidente que el proyecto de nación de muchos criollos no incluía a todos los habitantes. De aquí se deriva que la frase "dominicano de pura cepa", solo haga referencia a los dominicanos de aspecto criollo, y no a todos los dominicanos como  cree la opinión pública.

 

Después de la Independencia de 1844, se vuelve a observar la misma inestabilidad política, relacionada con la falta de proyecto de país. Ni los anexionistas, ni los duartistas/independentistas hacían referencian a la igualdad de todos los dominicanos. El resultado fue la anexión a España en 1861 bajo el mando del conservador Pedro Santana y el fusilamiento de algunos símbolos de la parte liberal y progresista de la sociedad dominicana, como la mulata María Trinidad Sánchez (27-2-1845) o el negro José Joaquín Puello (23-12-1847). Al ser el movimiento liberal más representativo entre las clases populares, Santana favoreció la inmigración de personas de "raza blanca" por miedo a exigencias de integración de mulatos y negros aconsejado por el cónsul francés Saint-Denys.                      

 

Es durante la dictadura de Trujillo, cuando se refuerza la idea actual de la identidad dominicana y se extiende el pensamiento del "refinamiento de la raza". En esta época, el racismo que existía anteriormente y la animadversión hacia lo haitiano se agudizan, ya que Trujillo (mulato acomplejado) reforzó la visión hispana de la sociedad dominicana, olvidándose del carácter "mestizo" de la mayoría de la población. Durante su dictadura es muy conocida las dificultades que tenían mulatos y negros dominicanos para acceder a los altos cargos del Ejército. Esta manera de crear la identidad posivilita que las personas de piel clara tengan menos dificultades a la hora de progresar económicamente. En nuestro país, en donde la educación ha sido tradicionalmente mala, muchos de los estudiantes que terminaban una carrera universitaria no eran siempre los más capacitados, sino aquellos a los que sus padres podían costearles la carrera.  

 

Trujillo fomentó la inmigración de Judíos europeos, de exiliados republicanos de la Guerra Civil española, de italianos, japoneses y descendientes de europeos de otros países latinoamericanos. Ellos no lo sabían, pero formaban parte de una doble estrategia camuflada de motivos humanitarios: refinar la raza y crear una barrera de color contra los haitianos. La obsesión de Trujillo de "refinar o blanquear" la raza, le ha ha valido el título honorífico de "defensor de la identidad dominicana".

 

Biológicamente, el oscurecimiento de la piel en los climas tropicales responde a una estrategia de adaptación al medio, como recuerdan la Hipervitaminosis D, algo que pasan por alto algunos defensores de la teoría Trirracial. En los climas fríos ocurre todo lo contrario, solo hace falta comparar a los afroamericanos del norte de los Estados Unidos con los de las Antillas. Este hecho es evidente en muchos dominicanos que han emigrado a Estados Unidos o a Europa, que notan como su piel se ha aclarado. Cuando uno llega de Nueva York o de Europa a la República Dominicana, tiene la impresión de que la gente está más oscura.

 

Superficialmente, el fenotipo y la etiqueta racial pueden cambiar debido a factores mediambientales como los rayos bronceadores del sol que afecta al color de la piel (melanina) o la humedad que afecta a la forma del cabello.

 

Antes del siglo XVI, las poblaciones de pieles oscuras vivían en los trópicos, y ésta se aclaraba a medida que nos desplazabamos al norte o al sur. En América esto no es así a la llegada de los europeos, porque en aquella zona se establecieron asiáticos de piel clara, antepasados de los nativos americanos, hace unos 30.000 años. La distribución geográfica del color de la piel que observamos hoy en dia es fruto de las migraciones, no de la selección natural.     

 

No es ningún secreto que para Trujillo, la entrada de haitianos en territorio dominicano constituía una "invasión pacífica" que había que evitar de cualquier manera. Este odio se concretó en el triste episodio de 1937, que se saldó con el asesinato de entre 15.000 y 20.000 haitianos. Según se cree el verdadero motivo de la masacre era evitar un complot desde Haití para derrocarlo, organizado por dominicanos.

 

En verdad, Trujillo mantenía con los haitianos una relación de amor/odio. Por un lado renegaba de ellos, y por el otro firmaba acuerdos con Francois Duvalier (1958) o con Elie Lescot para protegerse mútuamente. Trujillo no escatimó medios y recursos para crear una ideología anti-haitiana basada en mentiras, esteotipos y prejuicios. Los dominicanos somos tan "tígueres" que incluso somos capaces de inventarnos la historia si no los intereza, por eso este lamentable acontecimiento ha sido catalogado como "el acontecimiento más sobresaliente de la historia de la dominicanidad en lo que va de siglo".   

 

Chapita, era adicto a los polvos cosméticos para aparentar ser más blanco. Su obsesión era tan fuerte que obligaba que modificaran sus fotos y retratos. Joaquín Balaguer, el discípulo de Trujillo, continuó con el proyecto de creación identitaria del maestro durante sus famosos "Doce Años". Haití se convirtió en el chivo expiatorio perfecto, una buena excusa que nos cegaba impidiendonos ver el problema principal. Aunque los haitianos no existiesen el problema persistiría.

  

El anti-haitianismo se ha convertido en una manera de reivindicar la dominicanidad. Por esta vía de negación identitaria, muchos dominicanos han llegado a creer que los negros son únicamente los haitianos, y que por tanto pueden ser discriminados. Según los datos oficiales que hacen referencia a la composición étnica dominicana, aproximadamente, el 11% de la población es negra, 73% mulata y 16 % blanca. Lo irónico es que si dividimos la población total dominicana, unos 9,5 millones, entre el millón de haitianos que residen en el pais, confirmaremos este razonamiento, porque la cantidad obtenida es muy similar a ese 11%. Cuando este tipo de estudios los realizan extranjeros, más objetivos, los resultados cambian radicalmente, ya que las definiciones étnico-raciales son muy subjetivas, y la gente, se adhiere al grupo social de más prestigio. En base a este hecho, muchos dominicanos negros se definen como mulatos y muchos mulatos claros como blancos. En realidad, la población blanca del país ronda el 8%.

 

El problema es que esta distorsionada identidad nos impulsa a discriminarnos entre nosotros (negrear) en base a tonos de piel. Se mire por donde se mire, la apariencia haitiana no está bien vista en la República Dominicana, cuando los dominicanos podemos ser de cualquier color, y tendríamos que estar orgullosos de ello, pero nuestra identidad mal definida provoca que no nos querramos ver como somos. Lo malo es que muchos de nosotros nos damos cuenta cuando estamos fuera del país  ¿Cuántos de ustedes no se han sentido discriminados por sus compatriotas por tener un tono más o menos claro/oscuro de piel? Seguro que muchos.  

 

Cada país tiene derecho a defender su territorio y su soberanía nacional, pero eso no puede ocultar el odio que sentimos hacia los haitianos, algo que ha sido fomentado históricamente por la élite dominicana. Nuestra identidad nos empuja a odiar, temer y rechazar a los haitianos, quizás porque representan la parte más vergonsoza de nosotros mismos. Nosotros tenemos derecho a buscar un futuro mejor en un país extranjero, pero ellos no pueden venir al nuestro. El caso de la dominicana de ascendencia haitiana Solain Pie (Sonia Pierre) y de las dos niñas de ascendencia haitiana volvieron a demostrarlo. Si se hubiese tratado de dos niñas europeas, estas personas habrían obtenido su documentación sin mayores problemas.

 

Nuestro país tiene todo el derecho del mundo a aplicar sus leyes migratorias, pero no solo con los haitianos, sino con todos los extrangeros, respetando, claro está, los acuerdos internacionales. Según la Constitución dominicana, se le otorga la nacionalidad a todas las personas nacidas en nuestro territorio, pero se les niega en muchos casos a los dominico-haitianos, lo que los coloca en una situación económica complicada. El problema radica en una interpretación subjetiva de la Constitución, ya que la mayoría de los haitianos, ni son diplomáticos, ni están en tránsito. 

 

A pesar de que el documental "Pelo bueno, pelo malo" intenta presentar una visión crítica y cómica de nuestra identidad, muchos dominicanos se han sentido ofendidos, cuando el autor lo único que hace es ponernos frente al espejo de nuestros propios complejos.  

 

El problema del racismo es muy complicado de solucionar, principalmente porque nuestro cerebro selecciona lo que recordamos y lo compara con la "realidad empírica". Da la casualidad, de que en este momento histórico, los países más avanzados, económica y tecnológicamente, son los que están poblados por personas de piel clara, lo que induce a pensar en su teórica superioridad como sostiene el polémico científico James Watson. Éste fue el motivo por el que la Alemania nazi llegó a esta conclución, partiendo desde la Ciencia o desde la Religión. Si admitimos que el hombre proviene del mono, entonces las personas de piel oscura estarán más cerca de ellos, es decir, menos evolucionadas.

 

La supuesta superioridad de un grupo étnico sobre otro siempre se basa en la economía, por eso los nazis intentaron crear una religión alternativa que justificara su desarrollo económico y científico, dando lugar al término de "raza biológica" y a la mala fama de la eugenesia. Los mismos argumentos se utilizaron durante la época de la segragación en los Estados Unidos o durante el Apartheid en Sudáfrica. Los pensamientos racistas de José Stalin provocaron unos 20 millones de muertos, los turcos asesinaron a 1,8 millones de armenios durante la Primera Guerra Mundial, los nazis asesinaron a 6 millones de judíos o los Tutsis masacraron a 200.000 hutus en Burundi en 1972.  

 

El resultado de nuestra errónea creación identitaria es una sociedad acomplejada que intenta no verse como es, y que asume indirectamente la teórica inferioridad de mulatos y negros respeto a los blancos. Por suerte, en la era de la Globalización, la capacidad individual de las personas le está ganando la partida al color de la piel. La educación y la convivencia ayudarán a superar este asunto, pero no seamos ingenuos, ya que se trata de un problema muy complejo que nos acompañará durante mucho tiempo.

 

El racismo es una herida que aún no ha cicatrizado en nuestro país, y negarse a reconocerlo solo contribuye a prolongar la hemorragia.

 

Un pueblo que no conoce su historia, es un pueblo condenado a vivir en la ignorancia y el complejo. 

 

Alcides Pimentel Paulino

 

 

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R
Bueno en realidad nosotros los dominicano somos muy racistas, y no debe ser hasi... .
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F
soy extranjero (no haitiano) y vivo en RD ilegal, soy blanco, he notado y sufrido maltratos por parte de dominicanos que a flor de piel reflejan el racismo de manera descarada, demuestran su brutalidad, su falta de educación , mala comunicación, mala atencion al publico en comercios, su dificultad para aceptar errores, su tijeraje sin medida, donde ocurre entre ellos mismo sin importar el color, es grave. No son los haitianos los que fabrican sus casas y son brutos?, no son los blancos los que mantienen su economía con el turismo?, no son los mulatos la mayoría y es una mezcla con raza negra?, que pobreza mental es esta pensar que el color negro es inferior en un país que esta sumergido en la pobreza y el desempleo, que se mantiene con las remesas de mas de un 1.500.000 de dominicanos en USA, Europa y América del Sur, donde las inversiones son totalmente extranjeras y con bajo nivel de industrialización, es la realidad sueño quieren ver.
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R
Como usted ve sr. Victor Solano, eso fue en el 2016, estamos en el 2017, y resultamos en puesto "sótano", es decir último lugar. Así que en vez de la estadística no ser estática, la dialética en constante movimiento, hemos retrocedido, y de corrupción, en vez del 8vo. lugar ahora nos toca el 4to. Es como el cangrejo! Muchos "expertos", "asesores", "consultores", la mayoría extranjeros, blanquitos, rubiecitos, habla bonito...muchos"títulos" muchos "intelectuales, TODOS JUNTOS EN UNA BATIDORA NO HACEN UNO! y hasta que no dejemos el maldito complejo de Guacanagarix, donde hay un trasfondo racista contra nosotros mismos por ser negros y mulatos, preferimos el blanco, y nos creemos q son superiores a nosotros (mil veces he oido: el blanco nos lleva años en sabiduria....es blanco, esa gente son inteligente...etc). Hasta para poner un letrero vial hay que pagar un asesor de afuera. Y....para muchos dominicanos el negro es el haitiano, porque es africano, y por lo tanto bruto, atrasado, con enfermedades y malas costumbres de todo tipo. Sabemos muy bien de donde viene todo esto!!!
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L
El primer inmigrante que llegó al mundo fue JesuCristo, Negros, Blancos, Mulatos, Dominicanos, Haitianos, Americanos, Chinos y todas las naciones fuimos creado a la imagen y semejanza de Dios, Todos nos vamos al mismo lugar después de la muerte. a si que todo el que maldice a su prójimo por ser negro o mulato ofende a Dios, y el infierno los espera porque Dios no hace distinción de persona, el manda juicio contra todos los que racistas o nacionalistas.
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R
Muy bien. Como usted puede ver los comentarios,muchos los atacan. No les haga caso. Sabemos que por más que muchos sepan leer y escribir, no entienden lo que leen, porque somos un desastre en lectura comprensiva, el 146 de 148 en educación! problemas graves de identidad y enanismo del raciocinio para comprender lo que usted ha escrito tan claramente detallado. Por eso estamos en 146, abunda el analfabetismo funcional...Esta es la muestra!!
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V
A mi no me incluya en esa lista, caballero; no todos los dominicanos somos un caso perdido en ese sentido y modestia aparte puede darse cuenta por mis intervenciones anteriores que conmigo no es el caso. Así como están en nuestro país esos analfabetos funcionales a los que usted alude, también habemos otros que sabemos perfectamente de que hablamos y que nos tomamos la molestia de leer y analizar antes de criticar...en cuanto a lo del lugar 146 es cierto; pero esa cifra puede revertirse, las cifras estadísticas no son estáticas, pueden variar con el tiempo si cambian las situaciones que las originaron...